Mi casa, mi refugio

Cumplo un año viviendo en mi casa y siento un grato placer en el aterrizar todos los días a ella. La siento como parte de mi y yo como parte de ella. Ahí está mi amante mujer (aunque rara vez llega antes que yo), mis recuerdos, mis pertenencias materiales (pocas) y emocionales (muchas). Está la música que a MI me gusta, las peliculas que YO kiero ver, la comida que más ME da placer (incluído un frasco de pepinillos que la Fran odia) y una cama con almohadas que solo con tocarlas dan sueño. Pero por sobre todo, están los cimientos del futuro, un refugio para crear, pensar e innovar. El único lugar en el mundo donde nadie puede entrar si yo no se lo permito, donde está el jardín con mis marias que nunca habia logrado tener.

Sobran piezas, pero aun cuando están vacías se puede respirar nuestro olor y si nos quedamos muy en silencio, el eco rotundo de nustras voces. Lo que para muchos es un sueño, para nosotros es una placentera realidad.

Es mi refugio, no antibombas, pero si espiritual. Un espacio donde hago lo que kiero a la hora que kiero, y debo decir que es maravilloso no darle a nadie excusas. Es motel, discoteque, castillo, templo, bar, cabaña, restaurante y un monton de giros más, pero en el fondo es mi tierra, son mis nuevas raíces, el punto cero desde donde la familia que estamos formando conquistará el mundo.

Están invitados a mi casa, a compartir un frío pedazo de concreto que se ha transformado en candente parte de mi ser.

pd: eso si, tiene que llegar con un buen trago.